El surrealismo es más difícil de crear de lo que parece porque si la pieza es demasiado sutil, entonces el espectador no notará esa sensación mágica y misteriosa y si es demasiado extraña, lo tachan de incomprensible.

Por esto a Konrad Bąk le gusta mantener sus retratos surreales simples y elegantes con sólo un toque de rareza.